En el entorno global empresarial actual, las organizaciones pueden realizar fácilmente negocios internacionales y operar con diversas divisas. Movimientos en los que la oscilación en los cambios de monedas puede generar impactos en la cuenta de resultados -ya sea en forma de beneficios o de pérdidas-, impidiendo que la contabilidad financiera se refleje fielmente en la formulación de las cuentas anuales. Es por ello que debes saber sobre la NIC 21.

De ahí la necesidad de determinar una moneda funcional para un correcto tratamiento contable de las transacciones en moneda extranjera o negocios transnacionales.

Para ello, las entidades deben basarse en los lineamientos de la NIC 21 (Efectos de las Variaciones en las Tasas de Cambio de la Moneda Extranjera), teniendo en cuenta que la determinación de esa divisa funcional no está supeditada a la ubicación física de la entidad. 

¿Qué es la moneda funcional NIC 21 ?

En su párrafo 8, la NIC 21 define la moneda funcional como la “moneda del entorno económico principal en el que opera la entidad”. De ahí el hecho de que la determinación de dicha moneda no esté supeditada al emplazamiento físico.

Pero ¿a qué hace referencia la NIC 21 con “entorno económico principal”. En su párrafo 9, precisa que el entorno principal en el que opera la entidad “es, normalmente, aquel en el que ésta genera y emplea el efectivo”.

Cómo se determina la NIC 21

Ahora que tienes claro qué es moneda funcional según la NIC 21, seguramente te estarás preguntando cómo determinarla. Al respecto, el párrafo 9 de la misma norma establece los siguientes factores principales para su determinación: 

  • La moneda que influya principalmente en los precios de venta de los bienes y servicios de la entidad. 
  • La moneda del país que, por su fuerza competitiva y regulatoria, determina los precios de venta de los bienes y servicios de la compañía
  • La moneda influyente en los costos de mano de obra, materiales, y demás costos necesarios para producir los bienes y prestar los servicios de la empresa.

En los párrafos 10 y 11 puedes encontrar otros factores secundarios para determinar la moneda funcional NIC 21, entre los cuales cabe destacar la moneda en la cual se generan los recursos de financiación y aquella en la cual la empresa mantiene los importes cobrados por actividades de explotación.

En cierta forma, el entorno global empresarial -entendido como aquellos factores externos que condicionan tu actividad y sobre los cuales tienes poca incidencia- determinan gran parte de los puntos señalados líneas atrás. 

Sus dinámicas económicas pueden determinar, por ejemplo, cuál es la economía más fuerte en cuanto a competitividad y regulación y, por lo tanto, inducir indirectamente a tu empresa a elegir como moneda funcional a la divisa de ese país. No es gratuito que gran parte de las empresas del mundo operen con dólares. 

Una vez has determinado la moneda funcional, toda transacción en una divisa diferente debe ser convertida a la moneda funcional, y la entidad asume la obligación de informar los efectos de dicha conversión según lo dispuesto en los párrafos que van del 20 al 37 y 50 de la norma en cuestión.

¿Y qué sucede cuando existe un cambio de moneda funcional?

El párrafo 13 de la NIC 21 establece que “la moneda funcional de la entidad reflejará las transacciones, eventos y condiciones que subyacen y sean relevantes para la misma. De acuerdo con ello, una vez decidida la moneda funcional, no se cambiará, a menos que se produzca un cambio en tales transacciones, eventos o condiciones”.

Si realizas este cambio, debes hacerlo siguiendo lo dispuesto en los párrafos 35 al 37 de la NIC21, donde -entre otras cosas- se señala que la empresa "aplicará los procedimientos de conversión que sean aplicables a la nueva moneda funcional de forma prospectiva desde la fecha del cambio".

Además, debes contabilizar de forma prospectiva el efecto del cambio de moneda funcional, es decir, tendrás que convertir todas las partidas a la nueva divisa empleando el tipo de cambio a la fecha en que se produzca el reemplazo. Los importes resultantes de la conversión, en el caso de partidas no monetarias, deberás considerarlos como sus respectivos costes históricos.

Si realizas negocios internacionales u operas con divisas extranjeras, determinar la moneda funcional para tu empresa es indispensable pues, al hacerlo, puedes registrar y presentar este tipo de transacciones en los estados financieros, atendiendo a las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF).

Contadores/as, es momento de ceder la palabra: ¿has tenido contratiempos -en materia de moneda funcional- a la hora de presentar estados financieros? ¿Qué consejos le darías a los profesionales que no conocen mucho del tema?

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