Estos elementos moldean la percepción que se tiene de la empresa, tanto desde el punto de vista interno (trabajadores, directivos, socios) como del externo (clientes, proveedores, medios de comunicación, población general).
La expresión de la cultura corporativa involucra la imagen del negocio, las políticas internas, la administración de los recursos humanos, la gestión de ventas, la elección de materias primas, y el trato con clientes y socios.
A continuación te mostraremos cuáles son los pilares de este concepto clave y cómo administrarlos.
La cultura corporativa debe estar sustentada por:
Existen diferentes factores que pueden incidir en la creación de una cultura corporativa exitosa, entre ellos destacan:
Si bien la cultura corporativa debe fortalecerse con el paso del tiempo, también es preciso que evolucione y se transforme partiendo de las experiencias, la realidad del entorno y los trabajadores.
También es fundamental no tener miedo de avanzar, aplicar la creatividad y probar nuevos sistemas de trabajo que se transformen en mayores beneficios para la organización y sus colaboradores.
Convertir los retos en oportunidades y, a la vez, educarse de manera continua para dominar tendencias, herramientas y tecnologías.
Las normas y lineamientos deben ser compartidos por todos los integrantes de la organización, desde los cargos directivos hasta los trabajadores temporales.
Uno de los pilares de la cultura corporativa es el trabajo en equipo; sin embargo, esto no significa sacrificar la completa autonomía o libertad de acción de los trabajadores, sino estimular un clima de comunicación que favorezca el consenso.
Observar con atención todas las etapas del proceso de producción permite realizar ajustes puntuales para optimizar el sistema, como ofrecer cursos de actualización a los empleados, contratar especialistas o adquirir tecnología de punta.
Estos cambios no serán posibles si la cultura corporativa concede prioridad únicamente a los resultados.
La claridad en torno a la cultura corporativa es esencial a la hora de realizar el proceso de entrevistas de trabajo para potenciales candidatos.
Si el reclutador es consciente de la cultura organizacional, la selección de personal puede facilitarse; ya que la elección de los potenciales candidatos estará basada en su compatibilidad con la empresa.
De la misma forma, este conocimiento permite aprovechar al máximo el talento humano en iniciativas como la creación de equipos, oportunidades de especialización, y un entorno laboral positivo que promueva un feliz retorno al trabajo.
Ten presente que la cultura corporativa también debe incluir a tus clientes, reconociéndolos como personas con un elevado grado de identificación con la marca, sus valores y principios.
Generalmente, los emprendimientos inician con un solo individuo o un pequeño grupo de personas. No obstante, conforme su éxito se consolida, comienzan a integrarse nuevos miembros al equipo de trabajo.
En este sentido, contar con una cultura empresarial clara y específica (aunque se trate de un pequeño negocio), garantiza que conectes con el personal y los recursos necesarios para optimizar tus procesos y resultados.
Igualmente, la cultura corporativa será un factor clave cuando debas delegar funciones en proveedores externos (fotógrafos, diseñadores), o personal que puede cumplir funciones a distancia (community manager, social media manager, redactores web y promotores de imagen, entre otros).
Como te señalamos anteriormente, la cultura corporativa es fundamental para cohesionar el trabajo en grandes industrias y pequeños emprendimientos; sin embargo, su importancia va mucho más allá.
Una cultura corporativa sólida refleja la personalidad y las creencias de la empresa; ayuda a orientar la toma de decisiones; estimula el bienestar de su personal; impulsa la productividad y el posicionamiento en el mercado.
Recuerda que la cultura organizacional con valores claros genera mayor identificación, redundando en sentido de permanencia por parte del personal, y la fidelización de los clientes hacia la marca.
El primer paso para crear la cultura organizacional es realizar un análisis de la situación actual de tu PyME en todos los niveles (inventario, personal, infraestructura, procesos, sueldos, proveedores, materiales, productos y otros).
Seguidamente, será preciso abordar la misión, visión, valores y objetivos de la organización. Si no los tienes, deberás crearlos desde la raíz considerando cuál es tu propósito, qué esperas conseguir a largo plazo y qué te identifica.
Por el contrario, si ya contabas con misión, visión, valores y objetivos específicos, pero estos no transmiten la imagen que quieres, es indispensables evaluarlos y en muchos casos redefinirlos, de acuerdo con lo que quieres proyectar.
En este punto contar con el apoyo de asesores de marketing o publicidad, constituye un valor agregado que te ayudará a trasladar tu visión en un plan de trabajo concreto, con metas claras.
También puedes colocar buzones de sugerencias o realizar encuestas entre trabajadores, clientes, proveedores y público en general para obtener información sobre su opinión del negocio, expectativas a futuro y propuestas innovadoras.
Finalmente, será necesario definir tu plan en acción con el apoyo de colaboradores y empleados. Es posible que este paso requiera la contratación de nuevo personal, maquinarias y hasta un cambio de imagen, pero estarás más cerca de alcanzar los resultados anhelados.
¿Te gustó esta publicación sobre la cultura corporativa? ¿Reconoces su importancia en pequeñas y grandes empresas? Entonces, ¡adelante con el plan de mejora!
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