De todos los asientos contables, el asiento de apertura es el más importante. Sin él no sería posible la iniciación de períodos, del Libro Mayor y el consecuente registro de actividades y operaciones económicas. Aunque actualmente los software de contabilidad los generan prácticamente de manera automática, es importante que aprendas cómo se hacen y en qué consisten.
¿Qué es un asiento de apertura?
Un asiento de apertura es una anotación contable inicial que se realiza al comienzo de un ciclo contable, generalmente al inicio del año fiscal o al comienzo de las operaciones de una empresa. Este asiento tiene como objetivo registrar el estado financiero de la empresa en ese momento, incluyendo todos los activos, pasivos y el capital contable.
Básicamente, consiste en reflejar los saldos iniciales de todas las cuentas que conforman el balance de situación inicial, aunque —dada su naturaleza— no puede contener cuentas de gastos e ingresos (resultados).
En cierta forma, es el que le da inicio al Libro Mayor pues, una vez realizado el asiento, se deben transferir los movimientos al libro. De esta manera, se muestra dicha información inicial en sus cuentas y se refleja la situación financiera con claridad.
¿Quiénes deben hacer el asiento de apertura?
Al tratarse del asiento que permite iniciar el ciclo contable, es indispensable elaborarlo al inicio de actividades o al momento de reanudar el ejercicio económico, inmediatamente después de realizar el respectivo cierre del período anterior.
Deben hacerlo todas las organizaciones, ya sea al momento de empezar operaciones o cada año, después de cerrar el período. Ten presente que, para diferenciar el uno del otro, suele llamarse “de apertura” al asiento elaborado para iniciar el primer período de actividad de la empresa, y “de reapertura” cuando se hace referencia al reinicio del ejercicio de un negocio que ya está en marcha, aunque —en estricto rigor— se trata del mismo asiento.
¿Cómo se hace un asiento de apertura?
Cuando una empresa es nueva, es decir, cuando está recién constituida y no existe un balance inicial, realizar el asiento de apertura es bastante sencillo. Todo es cuestión de involucrar las cuentas de caja o bancos (por los aportes de los socios), y los conceptos extras que relacionan los activos fijos de la organización.
Sin embargo, la situación se hace compleja cuando se trata de aperturas para empresas que acaban de cerrar el período anterior o que nunca han llevado contabilidad. Para ello, el proceso es el siguiente:
1. Prepara la contabilidad con base en la cual vas a hacer el asiento de apertura
El asiento de apertura se hace con base en el cierre del período inmediatamente anterior. Recuerda que dicho cierre se genera saldando todas las cuentas patrimoniales abiertas. Para ello, se tuvieron que haber cargado las cuentas con saldo deudor y abonado las que poseían saldo acreedor. Asegúrate de que dicha operación se encuentre a la perfección y todas las cuentas estén cuadradas.
En el caso de que la empresa ya exista, pero la contabilidad financiera la hubiese estado llevando un profesional externo, lo que debes hacer es tomar el Balance de Sumas y Saldos (los saldos de todas las cuentas) al 31 de diciembre, y empezar a relacionar todas las cuentas patrimoniales para, posteriormente, realizar el respectivo asiento de apertura.
¿Y en caso de que no exista información contable de la empresa? Entonces tendrás que elaborar un Balance de Inventario, que consiste en hacer un listado detallado de todos los bienes, derechos y obligaciones que tiene la empresa. Luego, valoras la información y la relacionas en sus respectivas cuentas.
2. Inicia el asiento de apertura del nuevo período
Ten presente que, con los mismos elementos patrimoniales que se termina un ejercicio, se inicia el siguiente.
Por lo tanto, en el asiento de apertura se abren todas las cuentas patrimoniales, registrando en el “Debe” las cuentas que —al cierre del período— tenían saldo deudor, y en el “Haber” las que presentaban saldo acreedor. Se trata de hacer la operación inversa a la realizada en el asiento de cierre.
En ese sentido, imagina que al cierre del ejercicio de la Compañía X su balance arrojó las siguientes partidas:
Activos
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Pasivos
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Maquinaria: 1000
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Capital: 1.000
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Existencias: 500
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Reservas: 800
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Clientes: 500
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Deudas: 1.000
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Caja: 800
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Siendo así, el asiento de apertura se formaría de la siguiente manera:
1.000
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Maquinaria
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500
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Inventario
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500
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Clientes
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800
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Efectivo
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Capital
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1.000
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Reservas
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800
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Deudas
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1.000
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3. Pasa la información al libro mayor
Luego de realizar esta operación con cada una de las cuentas que conforman la contabilidad de la empresa, debes pasar los datos al Libro Mayor. Al hacerlo, no olvides que las cuentas de Activos nacen por el Debe, mientras que las de Pasivos nacen por el Haber.
Aunque se trata de un procedimiento que parece sencillo, puede complicarse en la medida en que haya más cuentas para reabrir. Para efectos del ejemplo, se registraron las cuentas a nivel general, pero en la vida real es posible que te toque generar un saldo de apertura por cada uno de los componentes de una cuenta.
Entonces, si “Maquinaria” está conformada -por ejemplo- por 10 máquinas de coser Singer Serenade 8280 y 10 Toyota SPB15, deberás crear una apertura por cada referencia. De hecho, el balance de sumas y saldos debe venir detallado de esa manera.
Los software de contabilidad modernos sí que saben cómo se hace un asiento de apertura, pues vienen diseñados para generarlos automáticamente. El procedimiento específico depende de la interfaz de cada plataforma, pero siempre se trata de dar unos cuantos clics y esperar unos segundos a que el programa haga su trabajo.
Para tener los mejores resultados, debes haber gestionado la contabilidad en el mismo sistema, cuidando de no haber omitido ningún registro a lo largo del año. Si quieres conocer cómo realizar la automatización contable, Nubox puede ayudarte en este proceso a través de sus soluciones.