Contar con fuentes internas de financiamiento de una empresa es una de las maneras más efectivas de sortear las dificultades evitando los costos derivados de créditos bancarios.
Mediante el financiamiento interno, la empresa puede invertir en maquinaria, comprar materias primas, introducir herramientas innovadoras y desarrollar nuevos procesos, productos o servicios. Pero, en definitiva, ¿en qué consiste la financiación interna?
De modo práctico, decimos que el financiamiento interno consiste en la búsqueda de recursos financieros en la propia organización con el afán de poner en marcha sus proyectos.
¡Continúa leyendo nuestro post para que conozcas más detalles sobre el concepto!
El financiamiento interno está compuesto por una parte del capital del patrimonio neto corporativo generada por los beneficios, provisiones, amortizaciones y por la modificación del capital.
Derivado de beneficios guardados o del aporte de los socios, el financiamiento interno implica la capacidad de la organización de autofinanciar sus proyectos del futuro.
En lo concerniente a los tipos, encontramos 2 clases de financiamiento propio o interno:
El financiamiento se destina a objetivos de mantenimiento de la estructura del negocio o de las operaciones. Acapara así beneficios que se acumulan con la intención de favorecer la liquidez, la solvencia y la capacidad económica del negocio.
Por lo general, se estructura con las provisiones del activo corriente y del no corriente, así como con amortizaciones del activo inmaterial.
Son medidas o proyectos que buscan financiación en el propio negocio con la finalidad de expandir las operaciones o fomentar su crecimiento financiero.
El capital de este tipo de autofinanciación resulta de los beneficios que la empresa retiene con el afán de hacerle frente a nuevas inversiones y posibilitar el crecimiento de la organización.
Encontrar fuentes internas de financiamiento de una empresa proporciona una mayor independencia de las instituciones financieras y de otras vías externas de obtención de capital.
Asimismo, recurrir a la financiación interna permite:
Es importante mencionar que los recursos son limitados cuando únicamente lo buscamos en el ámbito interno, lo cual representa la principal limitación de este tipo de financiamiento en un proyecto de negocios, especialmente en el corto plazo.
En cambio, en la financiación externa se puede acceder a un mayor universo de capital, aunque se asumen mayores complejidades para las pequeñas y medianas empresas, por ejemplo, se requieren garantías en algunos casos y las tasas de interés de la línea de crédito incrementan el capital de riesgo.
Aclarado el concepto y mencionados los beneficios inherentes a la financiación interna, ha llegado el momento de entrar de lleno en los tipos de fuentes de financiamiento que te conviene conocer en el ámbito interno:
A menudo, los socios de empresas que recién ingresan al mercado deciden que, durante los primeros años de actividad, no repartirán dividendos, sino que los invertirán en proyectos de la propia empresa.
Esto es muy importante porque permite al negocio subsistir ante una crisis inicial generada por ser una marca poco conocida en el mercado.
Asimismo, esta estrategia es muy valiosa para hacer crecer al negocio cuando existen ciertas limitaciones en términos de capital de inversión, pues los inversionistas no necesitan inyectar dinero en el negocio al paso que la empresa crece porque cuenta con un buen nivel de recursos disponibles.
Uno de los beneficios de la persona jurídica invertir en activos es que, ante cualquier necesidad de autofinanciación, puede venderlos para obtener liquidez.
Entre los bienes que generan capital de financiamiento interno destacamos edificios, terrenos, acciones de otras empresas y otros productos financieros presentes en su carpeta de inversiones.
A pesar de poder recurrir a esta solución, debemos tener en mente que no siempre es posible vender una propiedad tan pronto como se necesita, hecho que puede acarrear ciertos problemas principalmente si un determinado proyecto requiere urgencia.
El panorama es diferente cuando hablamos de acciones, estos activos pueden comercializarse en las Bolsas así que la empresa detecta la demanda. No obstante, debemos ser conscientes de que la venta puede acarrear ciertas pérdidas financieras por una caída en el precio de las acciones que se desea vender, por ejemplo.
Las aportaciones son los capitales que cada socio invierte en el momento de constituir la sociedad o que se aplican a lo largo de la actividad de la empresa con la finalidad de incrementar el recurso.
Fíjate que estamos hablando de una medida financiera saludable que provee recursos a la organización sin requerir el pago de contrapartidas como intereses e impuestos.
Así, las aportaciones de los socios son una de las mejores fuentes internas de financiamiento de una empresa, pues evitan la contratación de los diferentes tipos de créditos para empresas que proveen las instituciones financieras y la adquisición de un nuevo pasivo que a la larga puede ocasionar pérdidas.
Uno de los grandes problemas enfrentados por negocios como industrias y fábricas es la depreciación de sus maquinarias, ya que esto supone la necesidad de reinvertir o de contar con recursos suficientes para las instancias de mantenimiento correctivo.
Las amortizaciones se vinculan a la pérdida del valor de los pasivos y de los activos a lo largo del tiempo. Los fondos se utilizan con el propósito de evitar que la organización se descapitalice en virtud del envejecimiento y de la depreciación de los activos.
Es importante que los recursos derivados de la amortización se inviertan a medida que se generan, siempre considerando que la organización debe contar con la cantidad de dinero necesaria para renovar los bienes, ya sea a través de la liquidación de las inversiones iniciales captadas del fondo de amortización o mediante cualquier otra vía definida por la empresa.
¡Existen varias opciones de financiamiento interno para incrementar tu capital social y de trabajo!
Las fuentes internas de financiamiento de una empresa son claves para promover la liquidez del negocio y evitar que, ante nuevos proyectos o necesidades derivadas de su continuidad, la organización obtenga un financiamiento con terceros y así, aumente sus pasivos.
Para garantizar que la empresa pueda autofinanciarse, es indispensable llevar un riguroso control de las cuentas del negocio. De ahí la necesidad de contar con una herramienta que facilite su gestión contable y financiera, tal como el software de Nubox.
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