Para gestores de PyMEs y personas con poca experiencia en el campo fiscal, hay ciertos conceptos que pueden causar confusiones, y uno de estos es la diferencia entre boleta y factura.
Los comprobantes fiscales que se entregan al momento de vender o comprar algo pueden generar dudas y, en el caso particular de estos, suelen confundirse.
Si quieres conocer todo lo necesario sobre estos documentos y los aspectos que los hacen únicos y distintos entre sí, te invitamos a que leas este post hasta el final.
Al final, la diferencia entre boleta y factura radica en la persona a quien se le entrega, pues para el vendedor es casi igual dar uno u otro documento.
La factura se entrega a intermediarios, como lo puede ser una tienda retail, un e-commerce o cualquier otro contribuyente que no pueda considerarse consumidor final de una determinada transacción.
En tanto, la boleta sí va dirigida al usuario final, como, por ejemplo, cuando una persona realiza un consumo en un restaurante o local de comida preparada.
Por otro lado, la factura permite al comerciante/intermediario acceder al reembolso del pago del Impuesto al Valor Agregado. Mientras tanto, la boleta - entregada a una persona particular - es solo un comprobante de la transacción y no involucra ningún tipo de crédito o devolución.
Para entender mejor la particularidad de cada documento, los explicaremos por separado y a detalle.
Es el documento tributario que se le entrega al consumidor final, quien no requiere de una factura para hacer el reembolso de un crédito fiscal pues -por ley- es a él a quién le corresponde pagar el IVA.
Por tal razón, en la boleta no se realiza mayor individualización del comprador y solo se anotan los productos vendidos y su valor.
Una empresa autorizada para emitir boletas electrónicas de ventas y servicios debe también enviarlas al SII, ya que la Resolución N° 74 del 2020 obliga a las empresas a entregar un resumen diario, llamado Reporte de Consumo de Folios.
Como ya lo viste, el comprador que adquiere productos para revender (no para consumir) tiene derecho a crédito, es decir, a que se le reembolse el monto que pagó por concepto de IVA y que será asumido por el consumidor final.
Para hacerlo, debe contar con la respectiva factura de compra, que es el tipo de documento tributario exigido por el SII para llevar a feliz término el trámite.
Adicionalmente, mediante las facturas, los comerciantes tienen acceso a las ventajas del mérito ejecutivo de la tercera copia obligatoria, entre las cuales se encuentran un acceso mucho más flexible a modelos de financiamiento como el factoring.
La factura debe contar con un número consecutivo, la plena identificación del comprador, la fecha y hora exactas en que se realizó la transacción, actividad comercial y relación de los productos adquiridos, entre otros datos necesarios para acceder al crédito fiscal y cumplir con las obligaciones tributarias. Es importante detallar en la glosa de una factura lo que se está comprando o vendiendo.
Cabe señalar que -para que le puedan emitir una factura- el comerciante tiene que exhibir el RUT original. Y para poder usar el crédito fiscal generado por el IVA, debe ser contribuyente de IVA y estar registrado como tal en el Servicio de Impuestos Internos.
Actualmente, el procedimiento es mucho más sencillo, ya que todo se maneja mediante un sistema de facturación electrónica -al que puedes sumarte a través de un software especializado- que simplifica el trabajo y reduce a casi cero el margen de error.
Para comprender la diferencia entre boleta y factura, es necesario tener claro el concepto de IVA, y entender cómo funciona, pues es el elemento diferenciador más importante entre estos documentos tributarios.
Se trata del Impuesto al Valor Agregado (IVA). En Chile, representa un recargo del 19% sobre el valor de un bien o servicio. El vendedor lo incorpora en el precio de venta al público, por lo que éste aumenta en un 19% y se ve reflejado en la factura o boleta de venta.
Al concretar una transacción, el vendedor le entrega el IVA de la venta al fisco (ese 19%), entidad que debe devolverle el IVA -que el vendedor pagó- al proveedor del producto o servicio que fue adquirido.
Cuando el intercambio comercial se realiza entre empresas, el IVA se puede usar como crédito o débito, dependiendo del resultado entre el impuesto pagado por las ventas y el generado como parte de los gastos.
En el caso de la compra de bienes o servicios por parte de una persona natural, quien asume el costo de este tributo es el consumidor final, que no tiene derecho a ningún reembolso o crédito fiscal.
Toda esta operación es controlada por el fisco mediante documentos de boletas y facturas. Entonces, ahora que conoces qué es y cómo funciona el IVA, podemos analizar la diferencia entre boleta y factura más allá de los lineamientos y formatos plenamente explicados en el sitio del SII.
Es importante entender que estos comprobantes no son la mismo. La gran discrepancia radica en que, a diferencia de las facturas, las notas de ventas no son exigidas por el SII y, por lo tanto, tampoco resultan válidas como respaldo de una operación comercial.
En cuanto a su definición, podemos valorar las notas de venta como un documento que agrupa una o varias ventas generadas ante un mismo cliente, con fines netamente informativos, mientras que la factura es un documento que refleja toda la información de una operación de compra/venta en específica, con la finalidad de que se apliquen las imposiciones fiscales correspondientes.
Tomando en cuenta esto, podemos destacar las siguientes diferencias más allá de la validez legal:
La factura es un comprobante que, además del uso interno, cumple con fines legales y tributarios en el entorno chileno, impactando tanto al emisor como el receptor.
Por su parte, la nota de venta simplemente juega un rol de registro interno o, también, de envío de resumen informativo para el cliente.
Desde el punto de vista de la organización interna, con las notas de ventas puedes clasificar los ingresos dentro de un plan de cuentas y registrar ingresos futuros que no debes olvidar facturar.
Firma digital, número de folio y otros datos de identificación y autenticación deben aparecer en una factura electrónica, para que esa sea validada por el Servicio de Impuestos Internos.
En tanto, al no estar regulada, la nota de crédito no requiere de estos elementos, sino que simplemente debe especificar la cantidad de productos o servicios vendidos, con la descripción de los mismos. También incluye el nombre del comprador/cliente.
Ya conoces la diferencia ente boleta y factura y todas las particularidades de estos documentos tributarios en Chile.
Una buena manera de optimizar la gestión de estos documentos tributarios es usando un sistema de facturación electrónica, que te permitirá hacerlo de manera más ordenada, rápida y con fácil acceso a los archivos que desees.
Los softwares de mercado están configurados de acuerdo a los estándares y formatos exigidos por el Servicio de Impuestos Internos, por lo cual la tasa de rechazo de DTEs disminuirá de forma considerable o, incluso, llegarás a eliminarla por completo.
Además, sistemas como el de Nubox se integran a programas de contabilidad digital, dándote una visión general de todas las operaciones comerciales, los comprobantes e incluso los ingresos y egresos.
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