Ser líder es mucho más que impartir órdenes a los subordinados, es la capacidad de persuadir y conducir de manera eficiente, creativa e innovadora al equipo de trabajo, para la consecución de los objetivos de la empresa.
El éxito de una organización reposa en gran parte sobre la espalda de un buen emprendedor, gerente o director, que toma las decisiones en tiempo y forma y que se adapta a la variabilidad de los mercados actuales.
Para que tengas una referencia sobre cómo liderar una empresa, a continuación te dejamos una lista de 6 modelos por los cuales puedes referenciarte:
Laissez-faire (dejar hacer)
Esta manera de liderar una empresa se fundamenta en dejar actuar a los trabajadores según su propio criterio.
En este modelo el líder tiene un rol pasivo e interviene solo como apoyo si se le solicita, mientras que los empleados gozan de suficiente autonomía como para tomar sus propias decisiones.
Esto hace que los trabajadores sientan que sus opiniones son tomadas en cuenta y que la jerarquía no limita su creatividad e iniciativa en el logro de los objetivos de crecimiento.
Sin embargo, este tipo de liderazgo puede aplicarse solo en las organizaciones donde los trabajadores son especialista en su área, lo que les permite tener los conocimientos y herramientas necesarias para poder tomar decisiones eficientes en su habitual gestión empresarial.
Entre las ventajas de este tipo de liderazgo podemos resaltar que si el líder no está, las cosas continúan funcionando de la misma forma. También promueve la creatividad y determinación entre los miembros del equipo.
La parte negativa de este modelo es que se puede confundir la delimitación de roles, además el líder puede perder el control para resolver problemas que surjan entre sus colaboradores.
Democrático
Este tipo de liderazgo supone la toma de decisiones en equipo, promoviendo la participación de los colaboradores y tomando en cuenta su opinión, la cual es escuchada sin juicio, por inapropiadas que puedan parecer.
Posteriormente, también de forma conjunta, el equipo analiza cada uno de los aportes y va descartando aquellos que no sean aplicables para la solución del problema en cuestión.
Sin embargo, en este modelo la última palabra la tiene el líder.
Para ejercer este tipo de liderazgo en necesarios contar con una serie de características tales como:
- Asertividad.
- Confianza y respeto.
- Coordinación.
- Empatía.
- Gestión de la frustración.
- Colaboración.
Transformacional
Este tipo de líder es capaz de promover los cambios dentro de las empresas, ya que puede influir de manera positiva en las motivaciones, expectativas y percepción de los miembros de su equipo.
Por otra parte, esta forma de gestionar una empresa es muy necesaria tanto en tiempos de crisis como en momentos de cambio e innovación de las compañías.
La persona que ejerza este tipo de liderazgo debe tener y/o desarrollar las siguientes características:
- Motivador: debe promover entre sus colaboradores la creatividad y la búsqueda de nuevas y mejores formas de hacer las cosas.
- Individualismo: además de motivar a todo su equipo de trabajo, tiene que reconocer las fortalezas y debilidades de cada uno de sus subordinados para aprovechar sus potencialidades.
- Inspiración: sus acciones deben hablar por sí mismas, transmitiendo pasión y compromiso hacia el trabajo.
- Modelo a seguir: con su ejemplo promueve el surgimiento de nuevos liderazgos dentro de su equipo de trabajo.
Transaccional
El liderazgo transaccional basa la motivación en el sistema de premio y castigo, es decir, que el líder motiva a sus colaboradores ofreciendo una recompensa por las tareas realizadas y aplicando un castigo o sanción por aquellas que no desarrolle o que ejecute de forma incorrecta.
Sin embargo, este tipo de liderazgo debe ser aplicado en trabajos con metas a corto plazo y no debe aplicarse en empresas que necesiten de cambios e innovación en plazos breves.
Autocrático
Aun cuando el liderazgo autocrático se asocia con posturas dictatoriales, por lo que podría pensarse que no es un buen liderazgo, en algunos casos este podría ser el más recomendable de todos.
Entre los casos en los cuales este tipo de liderazgo es recomendado podemos señalar los siguientes:
- Situaciones críticas;
- Donde se prioricen los resultados;
- Trabajos monótonos y repetitivos;
- Alta rotación;
- Profesiones o áreas de emergencia.
En esta forma de liderar una empresa, todo el poder de decisión y la responsabilidad recaen sobre el líder, por lo tanto este liderazgo presenta las siguientes desventajas:
- Altos niveles de estrés en el líder;
- Bajo sentido de pertenencia;
- Inexistente creatividad e innovación;
- Poca motivación;
- Alta rotación de trabajadores.
Sí, debes analizar con detenimiento este modelo y, quizás, únicamente aplicarlo en casos y periodos muy puntuales y de manera flexible. Recuerda: si hablamos de cómo liderar una empresa, es porque nos interesa el bienestar de los trabajadores, así que puedes ser firme en las decisiones, pero jamás ofender o limitar el desarrollo de tu equipo.
Carismático
Algunos teóricos consideran que el liderazgo carismático es la forma más completa de liderar una empresa, ya que reúne características de otros modelos.
El líder carismático tiene la empatía, la gracia y el don natural de atraer a las personas con su personalidad o su palabra. Esta persona goza además de ciertas características personales como: espontaneidad, amabilidad, actitud proactiva y apertura al cambio, lo cual causa entres sus colaboradores admiración y respeto.
Por otro lado, el líder carismático hace networking de manera óptima y es hábil para atraer aliados.
Sin embargo, como todo en la vida, este tipo de liderazgo también presenta algunas desventajas:
- Se diluye y pierde su efecto en grupos demasiado grandes;
- El líder puede adoptar una postura personalista
- No funciona en organizaciones demasiado jerárquicas;
- Se centra en el capital humano y puede perder de vista amenazas del entorno.
¡Llegamos al final! ¡Ya sabes cómo liderar una empresa de acuerdo a distintos criterios! ¿Con cuál tipo de líder te identificas más?
Es muy importante que antes de decir adoptar una determinada forma de liderar una PyME, se evalúe bien la situación de la organización, el momento por el cual atraviesa, los objetivos y retos que enfrenta.
No se trata simplemente de adoptar un patrón establecido, debes identificar los aportes que cada modelo puede hacer a la empresa y adaptarlos para fomentar el bien común.