En un entorno donde las reglas cambian con rapidez —con reformas como la reducción de la jornada laboral o el avance del teletrabajo—, estar al día ya no es solo buena práctica: es parte de la gestión cotidiana. 

Por eso, más que temerlas, las fiscalizaciones deben entenderse como un recordatorio de que la formalidad y el orden son claves para el desarrollo sostenible de cualquier negocio.

¿La gran pregunta? ¿Estás preparado para enfrentarlas sin sobresaltos?

Qué es una fiscalización de la DT (y por qué debería importarte)

La Dirección del Trabajo es el organismo público encargado de fiscalizar el cumplimiento de las leyes laborales en Chile. 

Sus inspectores pueden presentarse en cualquier empresa para verificar que se cumplan aspectos clave: desde la existencia de contratos hasta el pago de cotizaciones previsionales, pasando por jornadas laborales y descansos.

Existen distintos tipos de fiscalizaciones:

  • Ordinarias: Son planificadas por la DT y no requieren denuncia previa. Se suelen enfocar en sectores económicos específicos o regiones determinadas.
  • Extraordinarias: Se generan a partir de una denuncia, ya sea de un trabajador, sindicato o por hechos visibles (como incumplimientos evidentes).
  • Campañas específicas: Por ejemplo, fiscalizaciones enfocadas en la Ley de 40 horas, condiciones de teletrabajo o protocolos de inclusión laboral.

Cada una de estas modalidades implica un procedimiento estructurado: notificación, visita al lugar de trabajo, requerimiento de documentos y, eventualmente, emisión de observaciones o multas.

Qué revisa la DT (y qué no deberías descuidar)

Uno de los grandes errores que cometen las empresas —especialmente las pequeñas y medianas— es creer que con pagar sueldos y tener contratos firmados ya están al día. 

Pero la DT va mucho más allá:

  • Contratos de trabajo y anexos actualizados.
  • Registros de asistencia, con mecanismos fiables y auditables.
  • Libro de remuneraciones electrónico.
  • Liquidaciones de sueldo correctas y firmadas.
  • Pagos de cotizaciones previsionales, con respaldo comprobable.
  • Comprobantes de vacaciones, licencias y permisos.

Además, hay aspectos sensibles que suelen estar bajo lupa: subcontratación y tercerización, jornadas especiales o turnos rotativos, y el cumplimiento efectivo de descansos y feriados. Todo debe poder probarse. Si no está documentado, no existe.

Aquí es donde la tecnología juega un rol clave. Un sistema contable y de remuneraciones digital puede ser la diferencia entre responder en minutos o quedar a merced de papeles extraviados y carpetas olvidadas.

En qué se están enfocando las fiscalizaciones hoy

El foco de la DT cambia según el contexto. En el último año, varios temas han ocupado la agenda fiscalizadora:

1. Ley de 40 horas

Desde la entrada en vigencia de la reducción de la jornada laboral, la DT ha intensificado su revisión sobre el cumplimiento de las 44 horas actuales (y las futuras 40). Esto incluye el control de horarios, descansos y pactos especiales.

2. Teletrabajo

Tras la pandemia, muchas empresas mantuvieron esquemas híbridos. La DT verifica que el teletrabajo esté pactado por escrito, que se cumpla con la desconexión digital y que existan condiciones mínimas para ejercerlo.

3. Prevención del acoso laboral y sexual

Desde 2022, todas las empresas deben contar con un protocolo interno para prevenir el acoso. Este debe estar publicado, socializado y aplicado. 

Su ausencia puede derivar en multas o incluso en sanciones penales si hay una denuncia en curso.

4. Inclusión laboral

La Ley N° 21.015 exige que las empresas con más de 100 trabajadores reserven al menos un 1% de sus cargos para personas con discapacidad. Esta normativa también está siendo fiscalizada activamente.

Cómo prepararte (sin entrar en pánico)

No necesitas vivir con el temor de una fiscalización. Pero sí debes tener una preparación básica que te permita actuar con tranquilidad si un inspector llama a la puerta. 

Aquí algunas recomendaciones prácticas:

  • Ordena tu documentación laboral y mantén respaldo digital y físico.
  • Asegúrate de que los contratos estén actualizados y firmados por ambas partes.
  • Lleva el libro de remuneraciones al día.
  • Controla la asistencia con sistemas confiables, que puedan ser auditados.
  • Capacita a tu equipo sobre cómo actuar frente a una visita inspectiva.
  • Haz simulacros internos o checklist de cumplimiento, al menos dos veces al año.
  • Actualiza tus protocolos internos, especialmente los relacionados con acoso, inclusión y teletrabajo.

Más que cumplir por obligación, se trata de fortalecer la cultura interna de cumplimiento. 

Una empresa que cuida sus procesos es también una empresa que cuida a sus personas.

¿Y qué pasa si no cumples?

Las sanciones pueden ir desde una multa leve hasta sanciones acumulativas que escalan rápido. 

Pero más allá del costo financiero, el mayor riesgo es reputacional. Hoy, en un mundo hiperconectado, una multa por no respetar jornadas o cotizaciones puede generar daño en la imagen pública, ahuyentar talentos o afectar relaciones comerciales.

¿Y si ves la fiscalización como una oportunidad?

Paradójicamente, una fiscalización puede ayudarte a detectar fallas, corregir errores y robustecer tu operación interna. 

Algunas empresas, luego de una fiscalización, han reestructurado su sistema de gestión de personas y adoptado soluciones tecnológicas que les permiten operar con mayor eficiencia.

En ese sentido, la clave está en pasar del enfoque reactivo al enfoque preventivo. No esperes a que golpeen tu puerta para ordenar tus papeles. Hazlo antes. Y si es posible, con apoyo.

La tecnología como aliada

La transformación digital ya no es una tendencia; es una necesidad operativa. Y cuando se trata de fiscalizaciones laborales, tener todo al día puede ser mucho más fácil si cuentas con herramientas adecuadas.

Nubox, por ejemplo, ofrece soluciones contables y de remuneraciones que permiten tener tus documentos en orden, automatizar procesos, emitir liquidaciones y llevar el libro de remuneraciones electrónico sin errores. 

Eso, en un contexto de fiscalización, no solo te da seguridad, sino también tiempo y claridad.

Porque al final del día, la mejor forma de enfrentar una fiscalización es tener todo resuelto… antes de que te fiscalicen.