Los estados de resultados son un método de la contabilidad de costos que se basa en el análisis del comportamiento de los costos de producción y operación.
Con el objetivo de clasificarlos en costos fijos y costos variables, y así obtener información relevante para la dirección de una empresa, se establecieron metodologías conocidas como "Estado de absorción" y "Estado Variable".
Hoy muchas compañías utilizan los costeos de absorción para determinar el valor de su inventario y el costo total de los bienes que vendieron.
Su principal característica es que se asocia con el estado de ingresos tradicional que hace énfasis en el valor de la utilidad bruta, por lo tanto, su fórmula determinará el valor de su inventario final mediante la inclusión del costo de los materiales directos, la mano de obra directa y los gastos generales de fábrica, para establecer el costo total por unidad.
Lo que hará la compañía es multiplicar esta unidad con el coste total por el número de unidades en el inventario final y, de tal forma, se podrá determinar el valor final de éste.
En resumidas cuentas, el estado de absorción es una fórmula que hace hincapié en el exceso de ventas sobre el costo de los artículos vendidos, pero que trae sus ventajas y desventajas.
Las diferencias entre los dos tipos de costeo, se basan en el tratamiento contable de los costos fijos de producción. Como lo mencionamos anteriormente, el estado de absorción considerará la materia prima directa, la mano de obra directa y los cargos indirectos, sin importar que dichos elementos tengan características fijas o variables con respecto al volumen de producción.
En este sentido, el costeo de absorción se determina como ventajoso cuando no vendes tus productos manufacturados durante el período contable, ya que es posible que de todas formas los tengas dentro del inventario. ¿Por qué? Principalmente porque asignas un importe unitario para los gastos fijos y cada producto del inventario tiene un valor que incluye parte de los gastos generales fijos.
Siguiendo esta misma línea, también se considera una ventaja el hecho de que todos los costos que de alguna forma contribuyen a la obtención de un producto final.
Por lo tanto, el estado de absorción incluirá los costes directos que pueden ser rastreados directamente al producto, por ejemplo, mano de obra directa o materiales directos. Y los costos indirectos, que se refieren a gastos que no se pueden rastrear, pero que de todos modos se asignan al producto, por ejemplo, los impuestos.
Con respecto a las desventajas, se dice que el estado de absorción puede inflar artificialmente las cifras de beneficios en un período contable dado, por lo tanto, si no has vendido la totalidad de tus productos manufacturados, no obtendrás los gastos completos que tuviste para el período y eso podría transformarse en un error cuando estás analizando tu rentabilidad.
El hecho de considerar como costo de producción todos los costos indirectos de fabricación, tanto variables como fijos, genera que los artículos absorban los costos de los mismos, independientemente de su comportamiento en relación al volumen de actividad.
El sistema de costeo variable, también conocido como costeo directo, es aquél que considera los costos fijos de producción como costos del período, por lo tanto, si valuamos inventarios mediante un estado variable, los costos fijos representarán la capacidad de producir o vender, independientemente de que se fabriquen o no los productos.
En otras palabras, en el costo del producto se incluyen todos los costos de la función productiva, independientemente de su comportamiento.
Permite establecer cuál es la combinación óptima de precios y volumen de operación de los productos que genera mayor retribución sobre la inversión, de acuerdo a la Ley de oferta y demanda.