De acuerdo con las notas de la sección 3 de las NIIF para Pyme, el patrimonio es “la participación residual en los activos de una entidad, una vez deducidos todos sus pasivos”. En palabras más simples, se trata del valor resultante de restar de los activos los pasivos. ¿Qué necesitas saber sobre el patrimonio neto?
Al respecto, cabe señalar que estos dos elementos son definidos por la misma norma como:
Patrimonio, activos y pasivos conforman el denominado estado de situación financiera. En este, lo ideal es que el valor del patrimonio neto sea lo más alto posible, pues es el reflejo de la riqueza de la empresa.
Es por esta razón que debes procurar el incremento de activos y la disminución de los pasivos, y si bien no existen fórmulas precisas para hacerlo, sí existen una serie de buenas prácticas para lograr tu objetivo.
Antes que todo, debes asegurarte de llevar una contabilidad financiera perfectamente ordenada y actualizada, ya que sin ella, no podrás generar un estado de situación financiera fiable que refleje la situación económica de tu empresa y que, por ende, te permita evaluar el patrimonio.
Luego puedes implementar las siguientes prácticas para aumentar activos y disminuir pasivos:
Te recomendamos que generes el estado de situación financiera al menos dos veces al año, ya que de tal forma sabrás si tu situación es positiva (posees más de lo que debes) o negativa (debes más de los que posees), identificando también el rendimiento, a medida que avanza el año.
Tanto en el caso de que las partidas sean favorables, como desfavorables, podrás evaluar los procesos administrativos y operativos para detectar falencias y fortalezas en ellos. Así como la forma en que inciden en la generación de activos y pasivos.
Si manejas una contabilidad actualizada, puedes tener visibilidad de los gastos precisos de tu empresa. Considera evaluar su relevancia en las operaciones y determina cuáles son necesarios, cuáles se pueden reducir y cuáles se pueden eliminar.
Caer en el error de adquirir activos que se convierten en pasivos es más fácil de lo que crees. Un ejemplo de ello es la compra de vehículos a los cuales se les da poco uso.
Como bien lo sabrás, este tipo de activos sufren una fuerte depreciación con el pasar del tiempo, y tenerlos estacionados frente a la oficina es suficiente para convertirlos en un pasivo. Recuerda que no van a generar un ingreso real, pero sí pagan impuestos a la vez que requieren mantenimiento constante.
En resumidas cuentas, te recomendamos evaluar muy bien el ROI de los bienes, antes de embarcarte en su compra.
Procura emplear parte de las utilidades o el capital “sobrante de tu empresa” en inversiones que tengan un buen ROI. ¿Cómo evaluar esto? Básicamente haciendo un pro y contra respecto a los beneficios económicos.
Este indicador está estrechamente asociado con la liquidez. Si tienes un buen flujo de efectivo, tendrás dinero suficiente para cubrir tus obligaciones y garantizar la continuidad de las operaciones; evitando la búsqueda de financiamiento externo que tanto puede incrementar los pasivos de una empresa.
Entre más vendas, más dinero ingresará al negocio, eso claramente lo tienes muy presente. Sin embargo, también debes considerar que si has reducido costos y gastos al máximo, las utilidades serán mayores y los activos circulantes se incrementarán.
Una buena planificación en esta área te permitirá aprovechar los beneficios fiscales que la ley pone a disposición de los contribuyentes.
No hay mejor estrategia para reducir pasivos que saldar las obligaciones pendientes en el momento adecuado y evitar su acumulación.
Desarrollar las prácticas y recomendaciones anteriormente señaladas será mucho más sencillo si cuentas con un sistema diseñado para gestionar todas aquellas tareas de manera sencilla, automatizada e intuitiva.
Los softwares de contabilidad te ayudarán a mantener una contabilidad ordenada y actualizada en todo momento, lo que a su vez permitirá tu acceso oportuno a los estados de situación financiera.
De este modo, contarás con un reflejo fidedigno de la cantidad de activos y pasivos, sumado a otro tipo de datos fundamentales que te permitirán monitorear el rendimiento del patrimonio y determinar la eficiencia de cada una de las acciones realizadas durante un periodo. Por ejemplo: inversiones, pago de deudas, etc.