Soledad Araya
Member of The International Society of Female Professionals
Lo lees en 14 minutos
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La rentabilidad del negocio también depende de su margen de crecimiento y de la posibilidad de expandirse de manera sustentable.
Tomando en cuenta esto, es importante que te enfoques en medir el rendimiento sobre el patrimonio, un indicador que popularmente es conocido como ROE (Return on Equity). Como su nombre lo refleja, se trata de una métrica que determina la rentabilidad de una compañía con respecto a su patrimonio real.
Para calcularla, primero debes restar deudas y gastos pendientes de tu empresa del valor total de sus activos —bienes, dinero líquido, valor de marca, entre otros— para obtener el resultado referente al patrimonio real.
El siguiente paso es determinar la utilidad —preferiblemente anual— correspondiente a las ganancias netas que obtuviste producto de la actividad empresarial.
Luego, tendrás que dividir el patrimonio entre las utilidades y, finalmente, multiplicar el resultado por 100 para determinar la rentabilidad de la empresa.
Por ejemplo, si las utilidades son de $4.000.000 y el patrimonio de $60.000.000, obtendrás como resultado de la división entre ambos 0,06, lo que al ser multiplicado por 100 da 6,6. En resumidas cuentas, esto significa que el ROE es de 6,6% o —lo que es lo mismo— que tu empresa utiliza el 6,6% de su patrimonio para generar ganancias anualmente.
¿Este porcentaje es bueno o malo? La realidad es que no se puede dar una respuesta concluyente sobre ello, pues existen muchas otras variables que determinan la valoración del ROE, como la situación actual del segmento de mercado, las proyecciones de la empresa y su tiempo en el mercado.
Lo que sí es una certeza es que siempre se puede incrementar la rentabilidad del negocio, en especial si esta no llega al 10%.
Analizar el equilibrio de tu negocio te permitirá poner la lupa directamente en la relación entre los costos de tu producto, los ingresos que obtienes y el volumen de las ventas.
Saber exactamente cuál es el punto de equilibrio de tu empresa es muy favorable para conocer si tienes ganancias o tienes pérdidas. Al establecer las ganancias, podrás saber cuál es tu nivel de reservas en las situaciones en las que se reducen los ingresos.
Para hacer el análisis de equilibrio para las ventas debes tener a mano los datos de los gastos fijos y los gastos variables.
Los gastos fijos son aquellos que debes pagar siempre y que se mantienen invariables. No tienen relación con el volumen de ventas mes tras mes. Aquí debes incluir los arrendamientos, pago de salarios, gastos operativos, etc.
Los gastos variables cambian de acuerdo al nivel de las ventas. Si tu volumen de ventas es mayor, estos gastos suben y si ocurre lo contrario, bajan. Contemplan factores como las comisiones al personal de ventas, el costo por bienes vendidos o los beneficios salariales a largo plazo.
Lo siguiente es tener el monto de tus ventas. Ahora, para hallar el punto de equilibrio suma los gastos fijos y los gastos variables. Una manera de ilustrarlo fácil es así:
Punto de equilibrio para las ventas = gastos fijos + gastos variables (establecidos como porcentaje de las ventas)
Todo lo que esté por encima de ese punto de equilibrio, son las ganancias.
Esta fórmula es muy genérica, aunque puede darte una idea de cuál es tu punto de equilibrio para las ventas y en qué te puedes basar al estimar los ingresos netos que deseas.
Además de la rentabilidad de los activos, y que ya vimos cuando te explicamos el ROE, hay otra métrica de finanzas que te ayudará y te llevará a ahorrar tiempo en una PyME.
Se trata del ROI (Return On Investment). Este permite establecer qué tan eficiente es la inversión en tu empresa.
Este es uno de los principios financieros para medir el desempeño, pues contrasta la utilidad lograda frente a la inversión efectuada. Compara la inversión y los costos de acuerdo con sus alcances y el momento.
El ROI se aplica a toda actividad, proyecto o iniciativa empresarial, ya sea grande o pequeña, siempre que implique alguna escala de inversión.
Puede abarcar desde qué rendimientos esperar al hacer crecer una sección de la empresa en el ramo de la transformación digital o cuánto valió la pena invertir en publicidad, en la organización de un evento o en la compra de un inmueble o acciones.
¿Cómo se calcula el ROI? Puedes obtener el porcentaje de ROI usando una de las siguientes fórmulas ¡Claro! Todo depende de qué hace tu empresa, la magnitud de la inversión, cómo quieres que se expresen los datos, etc.
Veamos la primera fórmula:
Otra manera es esta:
Hay quienes lo simplifican aún más así:
Imaginemos que tu empresa tuvo una ganancia de $200.000 al invertir $20.000. Tomando la última fórmula, nos daría 900%. Esto quiere decir que tu retorno fue de 900% y que la inversión fue positiva.
Una forma de entender mejor qué ocurre con tu empresa y cómo puedes aumentar la rentabilidad del negocio es manteniéndote activo en las capacitaciones en tu sector. Puedes echar un vistazo a las estadísticas del Minecom, por ejemplo, para que veas que no estás solo en este camino.
Mantente al día con las noticias, guías y capacitaciones que puedes encontrar gratuitamente en portales web como el del Servicios de Impuestos (SII). Allí podrás conocer mucho más sobre temas como las facturas electrónicas, las ventajas de las firmas electrónicas y cómo llevar una contabilidad sustentable y transparente.
¡Eso es todo! Ahora ya sabes de qué manera puedes calcular la rentabilidad de un negocio y, por consiguiente, conocer su realidad financiera y capacidad competitiva.
Como ves, para aplicar algunos de estos métodos es necesario tener acceso a la información de interés sobre tu empresa, por lo cual resulta una muy buena idea que inviertas en la implementación de un software de mercado.
Además de brindarte la oportunidad de emitir Documentos Tributarios Electrónicos (DTE), esta clase de soluciones tecnológicas centralizarán, clasificarán y ordenarán los datos y la documentación que surge a raíz de las operaciones de tu negocio.
Gracias a esto, las revisiones y evaluaciones históricas serán tareas que te tomarán unos pocos minutos, al igual que la revisión de cifras y valores de diferentes variables contables y financieras. Genial, ¿cierto?
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