Tiempos de contabilidad

Yaileth Herrera

Escrito por Yaileth Herrera

Soy Contadora Pública y cuento con un MBA en Gerencia de Empresas realizado en la Universidad Metropolitana (VE). Tengo más de 15 años de experiencia en el sector eléctrico, servicios financieros (KPMG) y tecnológico, donde he ejercido labores estratégicas como Auditora Interna y Externa, Reportes Financieros, Control de Gestión, entre otros.

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Uf! ...Los que cuentan…Podemos mirar esta aseveración de dos formas. La primera, nos imaginamos un individuo señalando con el dedo unidades que va sumando una a una y las anota en alguna parte.

La segunda, es la que correspondería al “Contador” de profesión. Con las sumas que anotamos después de contar unidades, vamos haciendo un relato o un itinerario de cada “cuenta” (concepto utilizado para titular las unidades contadas) que al final todas juntas y sumadas vemos como resultados.

 

Los Contadores, no hace mucho tiempo, fuimos mirados como personajes arrinconados, preocupados, de bajo perfil. Sobre nuestros hombros recaía mucha responsabilidad de lo que pasaba en el rendimiento económico, en las fábricas, comercio y alguno que otro servicio a las que se les llevaba “la contabilidad”. Hasta el vestuario denotaba que era “el contador”.

 

El concepto “empresa” apareció después integrando, además del contador, a otros agentes de la administración que sustentan la gestión contable. Cuando yo comencé a ejercer como “Contador”, la contabilidad se anotaba en libros gordos empastados y existía el Sistema Jornalizador, que es el actual “Libro Diario”.

 

Valeria Guerrero: Redefiniendo nuestro rol como contadores

 

Desde allí, las cuentas se llevaban a un "T" (no había libro para ellas, era una anotación en una hoja suelta) y, luego de sumarlas, se llevaban los saldos al “Balance” de 8 columnas que eran formularios que se compraban en una librería -muy grandes, por cierto- y que dependía de la cantidad de cuentas que se llevaban.

 

Gracias a Dios, por esos tiempos apareció el libro de “Contabilidad Americana”, donde se simplificó un poco la contabilización de las partidas y prácticamente se vaciaban los resultados de los libros auxiliares como el de “compras”, “ventas”, “Sueldos” y “Boletas de Servicios” (se les llamaba así a las retenciones de profesionales y servicios que eran oficios independientes). Con todo lo anterior, tenía mucho trabajo.

 

Recuerdo que los balances anuales se presentaban en la municipalidad junto con la declaración de capital propio y la renta (Form.22), y había que llevarla a la ventanilla del banco que, aunque se tratara de una “devolución”, tenían por fecha última y final el 30 de abril de cada año.

 

En la oficina nos planificábamos para ir a trabajar de enero a abril los días sábados y, en algunos casos, dormíamos allí cuando se acercaba el vencimiento del plazo para así terminar con éxito la famosa y todavía vigente “operación renta”.

 

Paul Fontecilla: Nada nos detiene

 

Puedo decir que mi iniciación en el uso de “sistemas de contabilidad” se dio en lo que era antes Nubox. Servipyme fue para mí la puerta de entrada a un trabajo de gestión contable que me permitió registrar cifras que iban alimentado los auxiliares, los libros mayores y finalmente los balances. ¡Qué maravilla! No tenía que dar vuelta una y otra vez a páginas y páginas de libros y/o anotaciones anexas. Y también me permitió -como mujer- integrar y/o llevar departamentos de contabilidad, sin que se menospreciara mi desempeño por serlo.

 

Hoy, después de 30 años como profesional contable, al contar con esta herramienta, me siento una profesional competente y empoderada. Creo que se puede esperar de mí una buena gestión y un valor agregado en la presentación de los estados contables y financieros.

 

El gran desafío es estar vigente. Para lograrlo, es necesario capacitarse, revisar las propuestas innovadoras que ayuden al profesional contable ofrecer un mejor servicio.

 

Aún nos encontramos con empresarios que no esperan mucho de nosotras por simplemente ser mujer, pero ahí está nuestra misión desde siempre, luchar para demostrar nuestras capacidades hasta lograrlo, tenemos la inteligencia y somos las ministras de economía en nuestras casas ¿por qué no en la empresa? 

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