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¿Cuál es la diferencia entre auditor y contador?

Diego Bernal

Escrito por Diego Bernal

Gerente de Producto Nubox I Nos enfocamos en hacer más simple la vida de personas y empresas

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Es habitual referirse de la misma forma a un contador y a un auditor, principalmente porque el común de las personas tiende a confundir ambos perfiles profesionales. Conoce la diferencia entre auditor y contador en este post.

Sin embargo, se trata de áreas de la contabilidad que tienen campos de acción bastante definidos, por lo que vale la pena conocer las diferencias entre ambos y por qué puedes necesitar en tu empresa a unos de ellos o a los dos.

Un contador tiene la labor de administrar diariamente los registros financieros de la empresa y de manera continua. Un auditor, en cambio, tiene la misión de examinarlos en retrospectiva para verificar que se apeguen a la ley. Sin embargo, la diferencia entre un contador y un auditor es bastante más extensa. Veamos en detalle algunas distinciones:

¿Qué hace un contador?

De acuerdo al académico Lawrence J. Gitman -autor de Principios de Administración Financiera- “la función primaria de la contabilidad es desarrollar y reportar datos para medir el desempeño de la empresa, evaluar su posición financiera y pagar los impuestos”. 

De acuerdo con lo anterior, los contadores deben gestionar los registros contables diarios de una empresa, y realizar los cierres correspondientes de éstos. Dependiendo de su tamaño y giro, una compañía puede llevar un registro contable simplificado o estar obligada a mantener un sistema de contabilidad completa. 

Al respecto, un profesional que realiza un proceso de contabilidad completa debe hacerse cargo de libros de caja, libros mayores, inventarios y balances o libros auxiliares. Aún cuando la empresa se acoja a un régimen de contabilidad simplificada -como  es el caso de una Pyme- el cálculo tributario y administración de los libros de caja debe ser preciso.

El contador dedica la mayor parte del tiempo a recopilar y preparar los estados financieros que se desprenden de estos registros y libros, indispensables para preparar los estados de resultados que permitan dar cuenta de la situación financiera de la compañía.

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¿Qué hace un auditor?

Un auditor es -por formación- un contador especializado en esta práctica. La auditoría se encarga de examinar, analizar y verificar los registros contables. La disciplina entrega una mirada en retrospectiva de la información financiera y los registros contables de la compañía.

Dependiendo del tipo de auditoría que se solicita, un auditor puede examinar el estado de resultados de la empresa, sus libros de caja, o centrarse en revisar el correcto pago de los impuestos, entre otros registros.

Este proceso constituye un examen en profundidad de los libros de la empresa, para dar fe de que la administración financiera cumple con la ley y con las obligaciones que imponen instituciones tales como el Servicios de Impuestos Internos o la Superintendencia de Valores y Seguros. En definitiva, que se apega a las buenas prácticas contables y de gestión de calidad.

Una importante diferencia entre un contador y un auditor es la autonomía e independencia que debe tener este último. Normalmente, la contabilidad es realizada por trabajadores de la empresa o por una entidad que colabora directamente con ella.

Por su naturaleza, la auditoría requiere de cierta independencia e imparcialidad, por lo que suele ser encargada a entidades externas o a departamentos independientes de la compañía, dependiendo del caso.

Una auditoría interna la desarrolla un área de la empresa para mejorar sus sistemas de control financiero. En tanto, un auditor externo es contratado por los dueños o accionistas de la empresa.

Por otro lado, una auditoria externa -tal como aclara la Asociación de Auditores Externos (AECHILE)- permite obtener evidencia suficiente y apropiada para expresar una opinión sobre los estados financieros de una empresa. 

Para ello, quien la ejecuta “debe declarar si la información que se presenta está o no de acuerdo con principios de contabilidad generalmente aceptados, además de identificar aquellos casos en los que dichos principios no han sido uniformemente aplicados”.

El organismo explica que un profesional de este tipo debe determinar cuánta y qué tipo de evidencia debe obtener para emitir un informe que cumpla con las normas de auditoría. Así, se minimiza el riesgo de emitir un dictamen equivocado y validar un estado financiero que tiene estimaciones erróneas u omisión de información.

El sello imparcial de confianza y de aprobación que brinda este profesional en un proceso de auditoría -ya sea interna o externa- es clave para que la empresa pueda evidenciar la solidez de sus procesos administrativos ante el Estado, accionistas, potenciales socios o instituciones que puedan emitir créditos o líneas de financiamiento. 

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¿Cómo se forma un contador y un auditor?

Habitualmente, un contador general o especializado en áreas como la gestión tributaria, suele ser un técnico de nivel superior, egresado de una universidad, de un instituto profesional o de un centro de formación técnica, y su preparación se centra en la administración, procesos de calidad y gestión de impuestos. 

Dependiendo de la institución en la que haya estudiado, el contador se ha formado en áreas como:

  • Legislación tributaria.
  • Leyes laborales.
  • Legislación comercial.
  • Contabilidad de costos y presupuestos.
  • Normas internacionales de gestión contable.
  • Gestión de remuneraciones.

Por otro lado, un contador auditor posee una formación complementaria -en especial en torno a la planificación de este proceso- así como el análisis crítico para la toma de decisiones- y, dependiendo de la casa de estudios en donde haya estudiado, cuenta con conocimientos en:

  • Comportamiento de las organizaciones
  • Análisis
  • Gestión de procesos
  • Estrategia

Principales diferencias entre la contabilidad y la auditoria

Tanto la contabilidad como la auditoria requieren de un manejo preciso de los procesos contables. Después de todo, ambos buscan que los registros financieros de la empresa estén al día, sean fidedignos y cumplan con la legislación vigente.

Sin embargo, atendiendo al campo de acción de ambos perfiles, es posible establecer claras diferencias:

  • Mientras la contabilidad es una actividad diaria, las auditorías analizan períodos determinados -como meses trimestres, semestres o años- dependiendo del caso. 
  • Aunque la contabilidad y la auditoría provienen de la misma disciplina, se espera que el contador sea mucho más preocupado del detalle de los registros. Un error de digitación o de cálculo puede ser muy costoso para cualquier empresa y, de ser auditado, puede tener repercusiones importantes. 
  • El auditor, aunque también debe ser detallista, necesita de una mayor capacidad de análisis. Junto con identificar errores comunes de cálculo o digitación, debe ser capaz de detectar cualquier manejo inapropiado de los registros contables o adulteración que se aleje de las buenas prácticas o que lleven -por ejemplo- a la evasión en el pago de ciertas obligaciones.

Al respecto, un claro ejemplo es el de la auditoria tributaria. Aquí, el profesional está a cargo de una serie de acciones o tareas destinadas a fiscalizar el correcto cumplimiento de la obligación tributaria de los contribuyentes, verificando que las declaraciones de impuestos emitidas por la empresa sean una expresión fidedigna de los registros y documentación de respaldo. 

Por lo mismo, es deber del contador realizar un cálculo adecuado de las tasas que deberá pagar su cliente o la empresa para la que trabaja, y debe cumplir -y hacer cumplir- las obligaciones tributarias del contribuyente para el que desempeña sus funciones.

¿Cómo facilitar la relación entre un contador y un auditor?

El contador debe ser detallista, pero el auditor debe ser selectivo y perspicaz. Para un auditor externo no es factible revisar todas las transacciones, pues la revisión sería interminable. Por ello, debe tomar en consideración los controles internos de la empresa que audita, para diseñar un procedimiento de auditoria apropiado que otorgue confianza. 

Por esto, es importante que el contador sea meticuloso en cómo ordena y pone a disposición del auditor los registros de la empresa, de manera de facilitar el trabajo de auditoría.

Aunque no hay programa o aplicación alguna que reemplace la labor de un contador o un auditor -pues la gestión contable y financiera requiere de la capacidad de análisis crítico de este tipo de profesionales- un software robusto de contabilidad puede ofrecer una serie de herramientas para ayudar a la gestión de las finanzas, permitiendo al contador realizar su trabajo de manera más fácil y ordenada, además de entregar al auditor información detallada para su correcto análisis.

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