Conocida en inglés como Internal Rate of Return, la tasa interna de retorno es un indicador financiero que, al aplicarlo al flujo de caja, iguala los montos de retorno a los gastos anticipando para el valor presente.
De hecho, la TIR guarda relación con el Valor Presente Líquido y la Tasa Mínima de Atractividad, otros ratios extremadamente importantes para el cotidiano de los gestores financieros y contables.
Si quieres profundizar tus conocimientos acerca de la TIR, es recomendable que dediques tiempo a la lectura de este artículo.
A continuación, encontrarás los siguientes puntos sobre el tema:
¡Adelante!
La tasa interna de retorno o TIR es una metodología extremadamente utilizada para analizar la viabilidad de inversiones y proyectos. Básicamente, la tasa calcula el descuento que debe tener un flujo de efectivo para que su Valor Presente Líquido (VPL) sea igual a cero.
En lo concerniente al concepto de VPL, es valioso conocerlo pues este indicador se vincula estrechamente con la tasa interna de retorno. Así, de forma sencilla lo definimos como un ratio que permite traer al presente un valor futuro, representando, de este modo, la diferencia entre los montos recibidos y pagados de un proyecto de inversión bajo la perspectiva monetaria actual.
Ahora que conoces el concepto de VPL, podemos regresar al indicador financiero central abordando su principal utilidad: evaluar la atractividad de una inversión o proyecto.
Para entender si debemos o no llevarlo a cabo, es importante considerar los diferentes rangos de TIR:
En definitiva, la tasa interna de retorno o TIR es un porcentaje que una empresa, gestor, inversionista puede usar para verificar la viabilidad y el potencial de retorno de una inversión en un proyecto o en un activo.
Calculada a partir de una proyección del flujo de caja, permite estimar los ingresos derivados de una determinada inversión a lo largo del tiempo, por esta razón, la consideramos como una tasa de descuento hipotética.
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En términos generales, podemos decir que la tasa interna de retorno refleja la calidad de una inversión, por lo que se utiliza ampliamente en el medio corporativo para analizar si vale o no la pena apostar en un determinado proyecto o activo.
Inclusive, este indicador permite que los gestores comparen las alternativas y así, detecten cuál es más rentable. Por ejemplo, ante dos opciones de inversión, los ejecutivos o inversionistas pueden calcular la TIR de X y la TIR de Y para luego compararlas.
Es importante recalcar que, más allá de considerar el valor de dicho ratio, también debemos considerar los riesgos involucrados para ambas alternativas. La decisión de invertir no solo debe fundamentarse en la TIR, sino también necesita considerar otros indicadores financieros que sean relevantes para esta finalidad.
Además de proporcionar una visión holística acerca de la rentabilidad de un activo o proyecto, esta tasa se usa frecuentemente con la intención de calcular el tiempo de devaluación del dinero.
Teniendo en cuenta los puntos señalados supra, comprobamos que la TIR tiene una función vital en la continuidad de las empresas. Así pues continuamos hablando de la importancia de la tasa bajo la óptica, de sus ventajas más notables:
Cuando conocemos la TIR de las diferentes posibilidades de inversión o de un determinado proyecto, empleamos el dinero con más consciencia tomando decisiones que maximicen su retorno.
En consecuencia, mitigamos la pérdida de dinero derivada de inversiones poco rentables o con muy baja liquidez. De la misma manera, evitamos poner en marcha proyectos que puedan generar un déficit futuro o que no sean relevantes para alcanzar los propósitos financieros de la empresa.
Supón que has ido al banco y un consultor presenta una posibilidad de inversión, analizas su TIR y algunos otros indicadores valiosos para llevar a cabo el trámite y verificas que el porcentaje de retorno es fabuloso.
Fíjate que el conocimiento sobre indicadores ha sido esencial para aprovechar una excelente oportunidad y así, aumentar los ingresos derivados de inversiones.
Como resultado de invertir en proyectos y activos que generen buenos retornos, la empresa optimiza su rentabilidad, pudiendo así poner en marcha otros propósitos como:
Antes de iniciar el cálculo de la TIR, debemos asegurar que la proyección del flujo de caja se ha llevado a cabo de forma correcta y que todos los datos sean fiables.
De hecho, necesitamos disponer de una serie de datos como
A partir de esa información, aplicamos la siguiente fórmula:
Σ de n en t=0 FCt / (1 + TIR) elevado a t
A ese resultado debemos restar la inversión inicial, lo que conlleva a un resultado 0.
Fíjate que consiste en una fórmula complicada, por este motivo es recomendable recurrir a la tecnología, ya sea empleando una calculadora financiera, una plantilla en Excel o un software.
Efectivamente, recurrir a las herramientas de tecnología es la opción más acertada, principalmente porque su cálculo manual supone diferentes tipos de inconsistencias y errores.
Como ves, la tasa interna de retorno es un indicador financiero esencial para identificar el nivel de rentabilidad de un proyecto o activo.
Ahora que conoces el concepto y su importancia para las organizaciones, ¡úsala con criterio!