De acuerdo con estadísticas recogidas por Paypie, las Pymes representan el 99% de todas las empresas del mundo, y la mayoría consideran el flujo de efectivo como uno de sus principales desafíos.
Es tal el impacto de este factor, que se estima que el 82% de los negocios fracasan debido a una mala gestión del flujo de efectivo. Por eso, para que tu empresa no sea parte de estas cifras, debes darle a este indicador la importancia que merece.
Cuando lo monitoreas y consolidas la data de tu flujo de efectivo, obtienes mucha más información sobre el rendimiento y la posición financiera de la entidad, así como de los probables resultados futuros. Algo indispensable para optimizar la toma de decisiones, pero difícil de lograr únicamente con el estado de situación financiera y el estado de resultados.
Cuando el flujo de caja es positivo es posible hablar de una buena salud financiera, ya que puedes asumir los gastos y financiar con total libertad las operaciones del negocio, garantizando así el normal desarrollo de los procesos.
Si, por el contrario, sale más efectivo del que ingresa, corres el riesgo de sobregiro e incluso de cesar operaciones por falta de capital de trabajo, y la empresa entra en estado de insolvencia, es decir, no puede cumplir con los compromisos contraídos.
En esa misma línea, ¿sabes cuáles son las problemáticas más comunes que enfrentan las empresas para tener un flujo de efectivo positivo? Aunque existen varias, entre las principales vale la pena destacar:
Para elaborar el estado de flujo de efectivo, puedes basarte en uno de estos dos métodos: directo o indirecto. ¡Veamos de qué tratan!
También se le conoce como método de la cuenta de resultados y se basa en tratar de forma contable las anotaciones de entradas y salidas de dinero.
De esa manera, se deduce el flujo de efectivo total, pues su misión es detectar cuándo el dinero cambia de manos, sin considerar transacciones no monetarias y elementos variables como la depreciación.
En definitiva, es un método que se centra únicamente en el dinero líquido, que por lo tanto es ideal para tener una visibilidad parcial e inmediata del flujo de caja, más no una visión general del patrimonio y la estabilidad financiera.
Este método utiliza como referencia principal los ingresos netos, por lo cual deben restarse variaciones del activo, depreciaciones y considerarse otros comportamientos con volatibilidad.
La idea es sumar el total de los ingresos y restar no solo las salidas en líquido, sino también elementos externos que impactan el poder adquisitivo, con la finalidad de tener una visión patrimonial y exacta.
Por supuesto, si hablamos de cómo interpretar el flujo de efectivo, un ejemplo de estado de flujo de efectivo bajo el modelo indirecto siempre será más complejo.
La selección de uno de estos dos métodos depende de tus necesidades y lo que quieras medir en un momento puntual.
Ahora que tienes clara cuál es la importancia del flujo de efectivo para tu negocio y las fallas más frecuentes que se comenten durante la administración, ¿sabes cómo mantenerlo siempre positivo? En esta tarea, el contador tiene un rol fundamental.
Este profesional es el encargado de realizar el estado de flujo de efectivo, el cual proporciona información relevante que -junto a la aportada por los otros estados financieros- te ayuda a:
Si bien es cierto que los software contables modernos pueden ofrecer una gran cantidad de data relacionada con el flujo de efectivo, es el contador el que tiene los conocimientos y habilidades necesarias para analizar esta información.
Gracias a sus conocimientos y experiencia, puede asesorarte para optimizar los resultados y lograr que el balance sea positivo, anticipando riesgos y evitando problemas que solo un experto es capaz de identificar. Y tú ¿de qué manera monitoreas el flujo de efectivo en tu negocio?