Los servicios son parte fundamental de nuestra vida. Aunque no son un bien tangible, la experiencia que nos otorgan en la mayoría de los casos es innovadora e inolvidable. Pero, ¿sabías que existen IVA a los servicios digitales?
Dependiendo de lo que ofrecen, sus costos son muy fluctuantes, algunos pueden ser solo algo para coleccionar y otros algo que utilices cada día. Con la digitalización cada vez mayor, los servicios han desarrollado una nueva rama en el área digital, ofreciéndose en plataformas y membresías para ver películas, jugar o comprar desde casa. Y, sí, estos no escapan del Impuesto al Valor Agregado.
A medida que la digitalización de los servicios ha aumentado y, en algunos rubros, hasta superado a los servicios físicos, ha sido el mayor gasto monetario de los consumidores en plataformas en línea. Las autoridades, incluyendo las chilenas, han entendido que se trata de grandes industrias y que el consumo dentro de ellas también debe tener carga tributaria.
A continuación, explicamos con mayor detalle el IVA a los servicios digitales y sus repercusiones.
Todo tipo de servicio digital desde su aparición siempre se había visto exento de cualquier tipo de impuesto. La causa de ello es que era imposible para las entidades gubernamentales rastrear la salida, viaje y entrada de dinero a empresas que no tuvieran residencia o registro en Chile.
Es decir, si una empresa que ofrece una plataforma para leer libros digitales es originaria de Chile, así ofrezca un bien por internet, debe pagar impuestos, de la misma forma que lo hacen los consumidores de sus productos.
La problemática era que la mayoría de los portales web que ofrecían estos servicios tan utilizados por los nacionales no tenían una residencia en Chile. Casi todos eran provenientes de Estados Unidos o países como Japón y China.
Y esta realidad se consolidó con la aparición de la pandemia, en 2020. Tantas personas en una cuarentena obligatoria sin poder salir de sus casas necesitaban de los servicios digitales para poder distraerse o satisfacer determinadas necesidades. Por ende, gran parte del flujo de dinero de los chilenos se dirigía a estas plataformas.
Por tal razón, desde el 1 de junio de 2020 comenzó en vigencia el IVA a los servicios digitales. Se trata de impuesto aplicado a las empresas prestadoras de este tipo de servicios, sin importar de donde provenga la plataforma.
Se le conoce como impuesto por al valor agregado o IVA a servicios digitales. Es un tipo de impuestos que se le aplica al prestador de algún servicio digital sin importar de que tipo sea.
Esto con la finalidad de poder cobrar el impuesto en todas las compras de los nacionales, incluyendo las hechas en línea.
Por cada compra que realices se les aplicará un IVA a los servicios digitales del 19%.
Luego de su aplicación en el año 2020, el gobierno chileno ha reportado una recaudación durante el año de 2021 de 275 millones de dólares. A su vez, en lo que va del año 2022 se han logrado recaudar un total de 116,6 millones de dólares únicamente en el IVA en servicios digitales.
Para completar la aplicación del IVA a los servicios digitales, el SII realizo un formulario el cual debía ser rellenado por los portales web que vendían servicios digitales a los chilenos. Luego de haber llenado este formulario se veían en la obligación de declarar impuestos al gobierno de Chile y, así, aportar con su deber como ofrecedores de servicios.
El tema de esto es que, no todas las empresas rellenaron este formulario ni optaron por pagar el IVA. Mayormente las empresas reconocidas como Netflix, Google Ads, Google, Spotify y Apple tomaron la decisión de cumplir con los pagos e inscribirse de forma exitosa.
Aunque no se cree que Chile vaya a bloquear la venta de sus servicios dentro del país, probablemente comiencen a tomar medidas contra empresas no formalizadas si no cumplen con su deber este año.
El IVA a los servicios digitales, es necesario en esta nueva era de digitalización. Con tanta tecnología emergiendo, cada vez la brecha entre lo físico y lo virtual es menor, lo cual también se evidencia en la comercialización de bienes y servicios.
Los sistemas públicos y Gobiernos han entendido esto y la carga tributaria ha empezado a mirar también hacia este tipo de servicios, que incluso, en algunos rubros, están siendo más demandados que los productos físicos.
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